LAS DOS MUERTES DE JORGE CALVO
Las ZONAS BLANCAS fueron inauguradas de hecho en Quilmes, el 4 de agosto de 1950. Esa noche, con una metodología que un cuarto de siglo después se tornaría industrial, fue asaltado un local comunista.
El informativo no tiene desperdicio. Quizá sea todo un desperdicio. Es un discurso de barricada. Un acto proselitista del Pentágono. Pero ayuda a ubicarse en las preocupaciones del momento, sobre todo cuando un galleguísimo caudillo de España por la gracia de Dios y del Plan Marshall, a quien Perón también le va a tirar una mano y luego va a recibir la devolución con unas décadas de cobijo, no duda en alinearse junto a los yanquis. Para otros quizá un desconocido, no sólo por lo joven, Charles De Gaulle, haciendo gala de un anticomunismo acérrimo cuando hasta poco antes, en la París ocupada, luchaban codo con codo con los maquís del PC galo.
Posiblemente la próxima entrada sea un momento más oportuno para plantear algunos de los pendorchos quilmeños propios como para llevar a preguntarse por qué también a Perón se le dio por meter el dedo en el mismo timbre.
Tenía 7 años. Era una noche muy fría y estrellada. Recuerdo con toda nitidez las ráfagas, ese tartumedeo que era un sonido nuevo para una época en que no había tevé. Al otro día las caras de las gentes eran muy diferentes. El día del entierro una marea humana con banderas rojas puso un paisaje inusual. La encabezaban los dos féretros a pulso. Y cantaban consignas. Inolvidable. Han pasado 60 años.
Estas seis décadas transcurridas, aparte de la tragedia y la reincidencia argentina en lo criminal de lo político, la actualidad global hace unas muecas hacia los protagonistas de entonces. Por ejemplo, muy difícilmente, salvo a los disciplinados afiliados al PC argentino y de todo el mundo, resultara poco creíble que el temible José Stalin no le hubiese dado la orden al hermanito menor, Kim Il Sung, para romper el status quo y el autoconvencimiento de gendarmes del mundo que no han perdido en el Departamento de Estado los haya lanzado a una guerra que estuvo al filo de ser la tercera mundial en lo que iba del siglo. Hoy ya no están los principales protagonistas. Ni Truman ni el mencionado Padre de los Trabajadores. Tampoco Perón, Kim Il Sung, Mao Tsé Tung, Lin Piao o De Gaulle. Sin embargo, Corea del Norte sigue su camino a contracorriente o a favor de los vientos, váyase a saber, empecinada en su propio poderío atómico con el argumento que los enemigos están demasiado cerca y son más de uno, empezando por los vecinos que se empecinan cada vez como la primera gran superpotencia de estos tiempos. Periféricos, barriales, payucanos, el interrogante sigue persistiendo: por qué Quilmes. Por qué el PC eligió ese lugar para la reunión, por qué en La Plata la dichosa Sección Especial eligió ese modus operandi para presentarse en sociedad, por qué aquella impensada reacción en un puñado de jóvenes armados nada más que de coraje cívico e instalarse con perfil propio en la historia. A costa de sangre, por cierto. Ni mucha ni poca. Con decir sangre es suficiente. Ahora la colecta de testimonios y otros datos permite armar un puzzle que creemos un poco más aproximado. Para los que quieran explotar las aptitudes multimedia de estos formatos, un poco más abajo podrán encontrar una consola con la versión completa de La Internacional en una grabación realizada durante la Guerra Civil Española. Por más de un motivo parece la banda sonora más apropiada para este trabajo. Con un clic en el arranque se puede escuchar la versión completa y, de apetecer, repetirla cuantas veces se quiera. Gracias.